>>>la_pasión_según_alanis_morissette En
el comienzo fueron días de furia. Pero a cuatro
años de la aparición de Jagged Little
Pill, aquel álbum que la consagró como
estrella internacional y que fue distinguido con
el Grammy, la cantante canadiense se ha vuelto
más intimista e introspectiva. Después de
disfrutar de lo que ella denomina una
"siesta conceptual", que aprovechó
para relajarse y viajar, está de regreso con Supposed
Former Infatuation Junkie, un disco en
el que vuelve a examinar los grandes temas que
inquietan al hombre, aunque esta vez con una
actitud mediativa y espiritual.
Es el día anterior al
lanzamiento de Supposed Former Infatuation
Junkie, el esperado álbum que sucede a Jagged
Little Pill, aquel disco de 1995 que fue
multiplatino y ganó el premio Grammy. Sentada en
posición de yoga sobre un colchón de plumas,
Alanis Morissette (24 años) descansa en la casa
luminosa y apenas amueblada que alquila en una
playa de las afueras de Los Angeles. Escaleras
abajo hay una escalera de ping-pong. A espaldas
de la cantante, una ventana panorámica deja ver
arena, cielo y una sugestiva formación rocosa.
Ella tiene el pelo peinado hacia atrás y lleva
puestos una musculosa lila y jeans, en los dedos
de los pies hay restos de esmalte dorado para
uñas y en uno de los hombros asoma un bretel del
corpiño blanco. Su actitud es tan serena que
explica por qué Kevin Smith, el realizador de Chasing
Amy, la convocó para representar el
papel de Dios en Dogma,
película en la que Matt Damon y Ben Affleck son
dos ángeles expulsados del Paraíso. Morissette
tiene esa postura mansa y atenta que sólo se
observa en los bailarines y en los tímidos
animales silvestres de los dibujitos animados de
Disney.
Está claro que Supposed
Former Infatuation Junkie (Supuesta ex adicta al
apasionamiento) mantiene una asociación
artística con Jagged Little Pill.
El título hace referencia al primer simple del
álbum anterior de la cantante, el obsesivo
"You Oughta Know". (Dado que la
canción hacía mención al sexo oral, los medios
masivos no le concedieron un gran significado y
quedó sentado un precedente.) Un poco más
exuberante y con tenues influencias orientales,
la nueva placa retoma muchos de los temas que
aparecían en Jagged Little Pill,
aunque esta vez los aborda desde una perspectiva
más espiritual y positiva: la presión y la
inseguridad que se ocultan tras el
perfeccionismo, los residuos de relaciones
sentimentales que no funcionan, la búsqueda de
la autocomprensión.
Una de las cosas que
diferencia a Morissette de otras cantautoras
veinteañeras, con las que a menudo se comete el
error de asociarla, es que escribe desde el punto
de vista de una persona que busca sentidos en un
mundo que sí tiene sentido. Alanis no exhibe esa
furia típica del punk rock que induce a mandar
todo a la mierda; más bien, está en contacto
con su ira.
Morissette nació en Ottawa
y aunque allí vivió desde los 6 años. (Antes,
su familia residió en varios lugares, incluida
Alemania.) Tiene dos hermanos: uno mayor y uno
mellizo. Sus padres Alan,
franco-canadiense, director de un colegio
secundario, y Georgia, húngara y maestra
aparecen en tiernas canciones del flamante
álbum. En "The Couch" (El diván), la
cantante imagina cuáles son los sentimientos de
su padre acerca de la psicoterapia; "Heart
of the House" (Alma de la Casa) es un
homenaje a su madre, hasta ahora el eje
silencioso y anónimo de la vida familiar.
Una especie de niña
prodigio de la música, Morissette comenzó a
componer canciones a los 9 años. Meses después
pasó a integrar el elenco de You Can't
Do That on Television, un programa de
púberes con inclinaciones posmodernas que
contaba con un bloque en el que siempre empapaban
a alguien con barro. Ella representaba el papel
de "Alanis", la chica a quien
pretendían los dos protagonistas, por lo que sus
contemporáneas le escribían millones de cartas
cargadas de odio. (Tal vez se deba a esto que a
los 16 años, cuando se convirtió en la estrella
canadiense de la música pop, Morissette quiso
evitar que la atención se centrara en sus
conquistas musicales, para así no enfrentarse
con sus compañeras de colegio.)
Con el dinero que le
proporcionó la televisión, Morissette creó su
propio sello discográfico y lanzó su primer
simple: "Fate Stay With Me". Luego
firmó un contrato con la compañía
discográfica MCA / Canadá, que le permitió
editar dos discos de dance-pop: Alanis,
de 1991, por el que mereció el premio Juno (el
equivalente canadiense del Grammy) a la Artista
Femenina Más Prometedora, y Now Is The
Time, de 1992, que frustró aquella
promesa con una venta de apenas 50 mil copias.
En busca de una nueva
orientación musical, Alanis se mudó a Toronto y
luego a Los Angeles. Allí se asoció con Glen
Ballard, su coproductor y coescritor, un veterano
del mundo musical que ha trabajado con artistas
que van desde Michael Jackson hasta Wilson
Phillips. El resultado fue Jagged Little
Pill, con su sonido atractivo y sensual,
disco que se abrió paso entre las críticas
hasta alcanzar ese tipo de éxito masivo (28
millones de copias vendidas en todo el mundo) que
no se puede predecir ni explicar demasiado bien.
Morissette y Ballard
hicieron Supposed Former Infatuation
Junkie con el mismo vértigo que
los impulsó durante el trabajo anterior:
grabaron diecisiete temas en seis semanas.
"Lo escribí casi como Jagged Little
Pill; todo se hizo muy rápido",
comenta Alanis. "Trabajaba sola o con Glen;
escribía todo al mismo tiempo, ya fuese en bajo,
en guitarra o en piano: la letra y la música,
juntas. Grabábamos casi todos los temas
enseguida, sin pausa, con la retención de
conservar el espíritu original. Cada tanto yo
escribía una letra o un poema o como se
diga cuando un texto no tiene música y la
llevaba al estudio."
El resultado es un río de
temas intimistas, cuya fuerza reside en la
sensación de proximidad que provocan en el
oyente. Como en su obra anterior, Morissette
tiende a escribir canciones sobre temas
importantes la gratitud, los motivos para
seguir viviendo, la relación del hombre con
Dios y lo hace sin vergüenza. Esto
demuestra ganas de revelar los pecados, pero en
su caso también descubre el deseo de mostrarse
de una manera franca. Las letras son tan básicas
y tan específicas que, aunque parezca extraño,
logran ser a un tiempo universales y confidentes,
cercanas a la autorrevelación. "¿Todavía
estás enojado porque te eché de la cama?
¿Todavía estás enojado porque te di un
ultimátum? ¿Todavía estás enojado porque te
comparé con todos mis amigos de 40 años?",
empieza una canción.
Durante el año y medio que
transcurrió desde que concluyó su año y medio
de giras para promover Jagged Little Pill,
Morissette viajó a la India y a Cuba, se
entrenó para intervenir en tres competencias
atléticas y, durante ese paréntesis, se
planteó si quería regresar a su vida pública.
¿Cuánta es la presión que le impuso Supposed
Former Infatuation Junkie? "No
siento ninguna presión", asegura.
Está sentada en la luz
blanca de la habitación, apenas amueblada con un
diván y una mesa; sobre ésta hay un pack
de seis bebidas de mandarina y un libro
acerca del I Ching. "Sentí
presión antes de escribir. Para mí, el desafío
era comprobar si era capaz de concebir otro disco
cuando mi entorno, mi estilo de vida y mi
situación personal habían cambiado totalmente.
Durante las primeras dos semanas sí sentí
presión, y me detuve. Le dije a Glen:
<<Después vuelvo; me voy.>> No
quería escribir un álbum que fuera impulsado
por el miedo, sino por la inspiración y el amor.
Si las letras se refieren al temor, prefiero que
sean consecuencia del amor. Me fui de viaje,
volví y compuse <<That I Would Be
Good>>. Y ésa fue una canción, digamos,
crítica: me convenció de que no tenía la
obligación de llevar adelante este disco. Yo
quería desear componerlo. Y ahora siento que
terminé y que el resto ya no depende de mí.
Quiero decir: voy a tocar, voy a cantarlo en vivo
y voy a conectarme con quien quiera conectarse
conmigo. Pero lo demás ya no está en mis
manos."
Apareciste desnuda en el
video de "Thank U". ¿Por qué?
Se me ocurrió mientras me
bañaba, cuando todavía estábamos masterizando
el disco. Estaba desnuda, obviamente, y en ese
momento pensé que quería algo muy crudo. En los
últimos años cambié el modo de ver mi cuerpo:
ya no lo observo sólo como un adorno, en parte
por mi entrenamiento para la competencia
atlética. Ahora, lo que soy por dentro determina
el modo en que veo mi cuerpo, y no al revés.
Porque había experimentado los dos extremos: el
de entenderlo sólo como una presencia estética
y, después, el de vestirme con enteritos, algo
que hice durante dos años. Ahora estoy en el
medio de ambos extremos.
Hablemos de tu infancia.
¿Cuál es tu primer recuerdo?
Cuando vivía en Alemania,
a los 3 o 4 años... Recuerdo que estaba en el
jardín de infantes con mi hermano mellizo y
pensaba que si me tapaba los ojos con las manos
nadie podía verme. Me acuerdo como si fuera hoy.
Y el hecho de que
quisieras taparte para que no te vieran, ¿no nos
resulta algo... revelador?
Si queremos que sea
revelador, es revelador, y si no, no lo es. Creo
que el momento que más disfruto es cuando sí
siento que me ven, y cuando tengo el privilegio
de poder ver a otra persona. Me parece el mejor
regalo que podemos brindarnos.
Es una especie de
contradicción: por un lado querés que te vean y
por otro te ponés ropa suelta y dejás que el
pelo te tape la cara.
Bueno, el hecho de que te
vean es tan estimulante como atemorizante. Que te
vean otros, antes de que vos puedas verte a vos
misma, da mucho miedo.
¿Te acordás de tu
primer beso?
Sí. Fue a los 13 años. Es
decir, el primer beso en serio. Porque el primero
en verdad fue a los 6: un beso en la mejilla,
aunque para mí él era mi novio. Se llamaba
Jeffrey y me da mucha intriga saber dónde está
hoy y qué ha hecho de su vida.
¿Y quién de los dos
inició el romance?
Ambos estábamos igualmente
enganchados. Era bárbaro. Ese chico es el
patrón con el que mido a todos los hombres. La
relación duró muchos meses. Y éramos
exclusivos el uno para el otro. Y el de los 13
años... Estábamos por entrar en el aula, al pie
de una escalera, y se acercó y me besó. Fue muy
emocionante. Hacía un año que estaba loca por
él.
Debe ser difícil ser
varón cuando hay que dar el primer paso, ¿no?
Me parece que ahora hay
más mujeres dispuestas a darlo. Durante estos
últimos años llegué a un punto en que doy el
primer paso, y no me preocupa.
¿Y qué resultados
obtenés?
Bastante buenos. La
experiencia me indica que casi nunca ocurre el
primer beso si las dos personas no están listas.
No es cuestión de agarrarle la cabeza a alguien
y decirle: "No sé si tegusto, pero te lo
voy a encajar." Por lo general, uno se da
cuenta.
Como ex niña estrella,
¿qué imagen del "glamour" perseguías
cuando empezaste tu carrera?
No perseguía tanto el glamour
en sí, con los diamantes y las estolas de
piel, sino la felicidad que creía poder
alcanzar. Y gran parte de la fuerza que me
impulsó provenía del hecho de saber que podía
transmitirle cosas a mucha gente.
¿Cuáles son las
ventajas de la fama, además de tener mesas de
ping-pong en todas tus casas?
En realidad, en la otra
casa que tengo en Los Angeles no hay una mesa de
ping-pong, aunque sería una buena idea. Una de
las ventajas que noté es que la fama es un buen
parámetro para averiguar con qué tipo de
persona estás. Se pueden decir muchas cosas
acerca de una persona sin tener que pronunciar ni
una palabra. Sólo hay que ver qué actitud
adopta frente a la fama.
¿Por ejemplo?
Cuando una persona pretende
algo de mí, o dice sentirse mejor sólo por
estar algún tiempo conmigo (pese a que no
podríamos siquiera mantener una conversación),
en realidad siente que sólo puede ser valiosa
cuando está al lado de alguien famoso.
Es una actitud parecida
a la que vos misma tenías: que serías más
valiosa si estuvieras en contacto con tu
celebridad.
Exacto. Y el encanto de
haber entendido ese funcionamiento en mí es que
ahora lo entiendo en los demás. De modo que, por
más que sea frustrante, no me enoja. Ahora soy
mucho más compasiva con los demás.
No sé... Apostaría a
que siempre fuiste compasiva con los demás, y
que lo que aprendiste es a ser compasiva con vos
misma. ¿Y cuáles son las desventajas?
La desventaja solía ser
(porque no es algo que me suceda en la
actualidad) que en algunas ciudades, en especial
en aquellas a las que iba a hacer shows, no
podía caminar por la calle ni mirar a la gente a
los ojos sin bajar la vista. Antes me encantaba
caminar, mirar a las personas y conectarme con
ellas. Podía suceder que los demás me
observaran por un sinnúmero de motivos, pero
jamás porque me reconocieran. Ahora, cuando me
miran, siempre dudo si me reconocen o si nada
más miran a una mujer de pelo castaño que pasa
por la calle. Extraño esa sensación de vivir en
una comunidad en la que todos se sienten iguales.
Supongo que no buscaba
este tipo de éxito.
¿Cómo se lo puede buscar?
O sea, uno lo puede imaginar, pero no me parece
que lo pueda crear.
Cuando terminaste la
gira de "Jagged Little Pill", tu agente
de prensa dijo que volverías al estudio
inmediatamente.
Y esa también era mi
intención. Pero creo que no comprendí la
cantidad de cosas que necesitaba procesar antes
de regresar a la sala de grabación.
Seguro que precisabas
dormir la siesta.
Una siesta conceptual que
duro un año y medio, pero que fue muy necesaria.
Sin embargo, siento que, en un plano
completamente distinto, trabajé más durante
este año y medio que durante el año y medio que
estuve de gira.
¿Qué tipo de trabajo?
Trabajo emocional y
espiritual y... trabajo de investigación, ¿no?
Quería volver al punto donde había empezado,
para ver si realmente deseaba seguir haciendo
esto. Si debía deshacerme de ciertas cosas,
quería hacerlo, y si debía cuestionar otras,
también. Y si eso significaba que no compondría
otro disco, estaba dispuesta a aceptarlo, a
abandonarlo todo. Así que paré. Y llevé la
vida que quería llevar al margen de la
profesión, porque desde los 9 años estuve
concentrada en mi música. La música siempre fue
mi prioridad. Nunca había investigado seriamente
cómo sería mi vida en caso de que decidiera
invertir mis prioridades. Así que me alejé de
la vida pública y leí y viajé.
¿Adónde viajaste?
A la India. También a
Canadá, varias veces; y estuve en la ciudad de
San Francisco, que me encanta. Y viajé a Cuba.
Fuimos en banda: artistas, actores, gente de la
política e inversores, como parte de una especie
de intercambio cultural. Yo era la única
canadiense, así que para mí, obviamente no fue
un golpe maestro como lo fue para ellos
porque yo podría haber ido cuando
quisiera, pero resultó impresionante
experimentar el viaje desde el punto de vista de
los norteamericanos.
¿Quiénes eran los
inversores? No, es un chiste... ¿Quiénes eran
los actores?
Obviamente, ya sabés.
No tengo la menor idea.
La gente suele hacer esa
pregunta, porque uno de los que viajaron fue
Leonardo Di Caprio. Pero había muchos más.
Éramos como veinte.
Y cuando fuiste a la
India, ¿lo hiciste sola o con otras personas?
Fue un regalo de Navidad
para mi mamá y dos de mis tías, así que fuimos
todas juntas.
Ese viaje dejó sus
huellas en el disco. Me hizo acordar a Led
Zeppelinn en la época de "Kashmir".
¿Fue deliberado?
No. Siempre me he sentido
inclinada hacia los acordes menores y
últimamente se dice que mi tendencia a esos
sonidos es consecuencia de mi viaje a la India.
Es posible que, de una manera inconsciente,
algunos efectos de ese viaje hayan llegado al
disco, pero es probable que el resto no tenga
nada que ver con la India. No expresa más que mi
gusto por los cambios de acordes.
Bueno, a la gente le
gusta encontrarle un motivo a todo, aunque
supongo que el sonido no necesariamente tiene
motivos. ¿Te parece que el disco es "acerca
de" algo en especial? Me parece que la
respuesta será, otra vez, Leonardo Di Caprio.
Correcto. Creo que no
debemos buscar fuera de nosotros para saber
quiénes somos. Y que el hecho de estar en
distintos ámbitos que concuerdan con quienes
pensamos que somos o que no concuerdan para
nada nos ayuda a seguir definiendo quiénes
somos, nuestra identidad. Por no decir que, para
mí, una vez que creemos saber quiénes somos
tendríamos que escondernos en la cima de
cualquier montaña y no volver a funcionar en el
mundo físico nunca más.
¿Tal vez porque te
definieron tan agresivamente durante un año y
medio, a partir de "Jagged Little
Pill"?
No sólo durante un año y
medio: durante veinticuatro años.
Varias veces dijiste que
cuando eras chica te sentías muy presionada.
Me refería a que todos me
decían que, para ser aceptada, debía ser amable
e inteligente; ya fuera en respuesta a los
boletines de calificaciones o cuando hacía algo
por lo que me elogiaban mucho. Y, obviamente me
sentía satisfecha cuando me elogiaban mucho, y
cuando no lo hacían, no. Cuando era servicial,
protectora y maternal, me levantaban el pulgar, y
cuando no era así me consideraban un poco
egoísta. Yo sentía que tenía que hacer de
madre de, prácticamente, todos los hombres de mi
vida: mis hermanos, mi papá, los hombres que
trabajaban conmigo, los hombres que estudiaban
conmigo.
¿Te asustabas de chica?
¿Tenías miedo, por ejemplo, de que tu placard
fuese la entrada a un infierno, como el Colegio
Sunnydale de la serie "Buffy, la
cazavampiros"? Perdón, no mirás
televisión, ¿no?
No.
Qué poco
norteamericana... pero, dado que sos canadiense,
está bien. Sin embargo, ¿tenías miedo de esas
cosas, además de los otros rumores, más
usuales, más emocionales?
Sí. Tenía miedo de mi
sótano. Pero más que nada tenía miedo de mis
emociones y de lo intensas que eran y de mi
sensación de estar, a veces, completamente fuera
de control. También frecuentaba círculos en los
que yo era mucho más joven que los demás, así
que me movía como si tuviera 40 años, cuando en
realidad tenía 13.
El sueño de cualquier
adolescente de esa edad, en cierto sentido.
Sí, era mi sueño, y me
entusiasmaba estar ahí, pero no era un lugar
tranquilo. Pasaban por alto mi inmadurez
emocional porque veían que era capaz de
mantenerme firme en ámbitos empresariales. Y era
raro, porque muchas veces quería recordarles mi
edad para que me pusieran un poco a raya, pero al
mismo tiempo no quería recordárselas porque me
encantaba estar en la misma frecuencia que ellos
y que me trataran como a un par. Así que no se
las recordé, cuando probablemente hubiera sido
mejor que lo hiciera.
¿Qué artistas te
influyeron en esa época, cuando crecías?
Escuchaba a todos, desde
Abba mucho hasta Carole King.
La verdad es que no noto
la influencia de Abba en tu trabajo.
¿Ah, no? Yo sí. La
melodía que tenían y ese elemento
descaradamente pop... me encantan. Cuando era
más chica escuchaba a Bob Dylan, pero más
porque lo escuchaba mi papá que porque alguna
vez fuera a comprarme un CD. Básicamente
escuchaba todo lo que escuchara mi papá. Me
interesaba el valor de la música como
entretenimiento, más que sus posibilidades
emocionales; aunque siento que, sin darme cuenta,
estaba recibiendo una inyección de emoción.
Entiendo, pero no creo
que haya sido tan subliminal. Digamos que lo
lindo de la música pop es que unifica lo
emocional y el entretenimiento.
Sí. Había un montón de
canciones que hablaban del sufrimiento; me gusta
pensar que yo las apreciaba por la música, pero,
ahora que dijiste eso, me parece que tal vez haya
concordado a la perfección con mi opinión de
entonces acerca de las relaciones amorosas.
Carole King concordaba con esa opinión.
Aunque se supone que sos
la reina del dolor, algunas canciones de tu
último disco son definitivamente positivas.
Sí, es raro, porque, en
especial durante estos últimos años he sentido
que tenía que protegerme y encerrarme en una
especie de cascarón para poder sobrevivir, y eso
me negaba... la exuberancia. En la adolescencia
creía que debía ser positiva, risueña, alegre
y maternal con todas mis amistades y relaciones,
y estaba segura de que nadie querría saber nada
acerca del dolor o la dificultad que me
aquejaban. Si escuchás los discos que hice
cuando tenía entre 9 y 18 años, hay en ellos
algunas referencias a ese padecimiento, aunque
musicalmente son muy alegres. Tenía la sonrisa
puesta, aunque no estuviera feliz. Durante estos
últimos años, y en ciertas situaciones, ser
positiva o sonreír fue una invitación abierta a
que abusaran de mí. Daba la impresión de que
diría que sí a todo; todos suponían que podía
ser agradable a costa de mis necesidades. Es
curioso: cuando se editó Jagged Little
Pill debí mantener a muchas
personas a una distancia prudente para poder
sobrevivir. Y creo que se me fue la mano.
¿Te acordás lo que
soñás?
Mmm... a veces tengo
sueños recurrentes. Dos, en realidad. En uno voy
corriendo y paso por casas, entro y subo
escaleras y esquivo puertas vaivén y busco algo.
El otro es un ascensor: a medida que asciende, el
aire se va poniendo más denso (es como si el
aire pudiera verse) y el edificio empieza a
moverse. De pronto, se abre la puerta del
ascensor en el último piso y hay un terremoto
impresionante.
¿Y cómo interpretás
esos sueños?
El de la carrera de
obstáculos refleja que siempre bueno, no
necesariamente siempre, pero casi estoy en
una posición en la que debo sobreponerme a las
dificultades. Se diría que soy de esas personas
con las que te convendría estar si se incendiara
tu casa. Me encanta encargarme de la gente, así
que en esta carrera de obstáculos trato de
encontrar alguna ruta por la que todos podamos
transitar. Hace muchísimo tiempo que no tengo el
sueño del ascensor. De todos modos, siempre
había alguien en el último piso. No era que
llegaba hasta arriba y estaba sola: siempre
había alguien que digamos podía
arrancarme de ahí y llevarme a un territorio
seguro.
¿Alguien en particular?
Bueno, en uno de los
sueños fue Paul Reiser (el actor de la
serie "Mad About You")
¿Y cómo lo
interpretás?
No sé... Paul parece
amable y un tanto paternal. Y parece disfrutar de
la vida. Supongo que me sentiría protegida a su
lado. Es sexy, infunde seguridad.
Para vos, ¿qué es el
apasionemiento?
No poder comer, no poder
dormir, no poder dejar de pensar en alguien; que
el corazón me lata más rápido.
Ah, sólo eso. ¿Tenés
alguna pasión a la que seas adicta, vos,
supuesta ex adicta al apasionamiento?
Había una persona de la
que estaba locamente enamorada cuando escribí
esa canción ("So Pure") y me esforzaba
por negar ese sentimiento. Pero finalmente me
dije que estaba bien, que estaba bien apasionarme
y que no necesitaba pasar esa emoción por mi
intelecto o por mí, entre comillas, conciencia
psicológica; me dije que no necesitaba
explicarlo, que podía sentirlo y listo, y que
así estaba bien.
En "Are You Still
Mad" comparás al hombre al que le hablás
con tus amigas de 40 años. ¿Tenés muchos
amigos de 40?
Miles
¿Y cómo compararías
con el tipo en cuestión?
Las personas en este
caso los varones que están en la Tierra
hace cuarenta o cincuenta años conocen mejor
algunas cosas que alguien que está en la Tierra
hace veinte o veinticinco años...
Entonces, ¿por qué no
te podés enganchar con tus amigos de 40 años?
Ya probé. Y el problema es
que una parte de mí tiene absolutamente 16
años, y no quiero privarme de ella.
En "One"
decís que abusás de tu poder. ¿Cómo es eso?
Ah, lo hago de modo sutil.
Obtengo beneficios por ser conocida: puedo
conseguir una mejor localidad en algún teatro o
un descuento para algo, solamente porque
reconocieron mi nombre.
¿Y te parece que eso es
un abuso de poder? Sos demasiado estricta con vos
misma.
En un punto me parece un
abuso. Es aprovecharse del poder. Antes sentía
que si alguien entraba en una habitación y me
temía, preservar ese temor era una manera de
protegerme; ahora me encantaría que si esa
persona me teme al ingresar a esa habitación, se
sienta mi par cuando la abandone.
Anote que quería
preguntarte algo acerca de "So Pure",
pero en realidad no tengo algo especial que
preguntarte. Es que me gusta; es una canción muy
alegre. Si yo fuera el público consumidor de
discos, ése sería un éxito.
¿En serio? Por poco no la
incluyo en el disco.
¿Por qué?
A veces... Me parece que te
vuelve más vulnerable estar feliz que estar mal.
¿Seguís teniendo los
mismos amigos que antes de "Jagged Little
Pill"?
Mmm. La chica que vive
conmigo es una amiga del colegio secundario y a
mi otra amiga íntima, con la que siempre hablo,
la conozco desde séptimo grado.
En general la gente
comparte la casa antes de ganar dinero.
Exacto. Pero siempre sentí
que sufrir era un requisito previo para vivir una
vida excelente y satisfactoria. Ya sé, siempre
pensé que sufrir era estupendo y que, si las
cosas eran cómodas, entonces estaba haciendo
algo mal. Compartir la casa me parecía algo
demasiado cómodo. Sentía que sólo la
dificultad conducía al crecimiento. A veces
todavía debo luchar contra esa idea.
Min Udovitch
revista rolling stone,
diciembre de 1998
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